… y los hombres os levantaréis contra los ejércitos que vendrán. Hordas de asesinos a caballo embestirán las casas, las chozas arderán bajo el ennegrecido y humeante cielo. Del firmamento caerán esferas de fuego y los gritos llenarán la noche, larga y despierta hasta el descanso del amanecer, cuando las hogueras y los vencidos empiecen, por fin, a morir.
Hastiado del mundo, buscarás los caminos, seguirás las huidas, llegarás al cansancio en el trayecto hacia la seguridad. Y andarás desconcertado con los ojos en verde y la mente en humo. Te retorcerás paralizado entre tanto pensamiento sin hallar todavía ninguna explicación. De la lucha y de los muertos puede que te apartes, no en cambio de los fantasmas. Vueltas y vueltas a la cabeza y pasos hacia adelante en un intento de sacar de órbita tus preocupaciones y hacerlas avanzar hasta encontrar una solución. Camina, por tanto, sigue adelante. Inúndate de hojas, de polvo de tierra perfumado.
El retronar de los pasos te mecerá. Ecos de gritos apagados por el olvido tomarán forma definida, se deshilacharán entre la naturaleza; y por fin comprenderás que no hay sentido, que la única verdad es la ignorancia que rodea a la guerra, que la sabiduría reside en la auténtica paz.
